martes, 30 de abril de 2013

Ángeles de la Guarda (primera parte)



Cuando pensamos en los ángeles la mayoría de las veces llega a nuestra mente la imagen del ángel de la Guarda que, según lo que nos han enseñado desde pequeños, ha estado a nuestro lado desde que nacimos y nos acompaña durante toda la vida. Es nuestro amigo inseparable a quienes nuestras madres siempre nos encomiendan para que nos proteja.

Pero, ese amigo ¿existe en realidad? O fue creado para que no sintiéramos miedo o soledad. Los ángeles de la guarda existen,  las personas tenemos en realidad más de un ángel de la Guarda.

Estos seres de luz se encuentran dentro del grupo o jerarquía que esta más cerca de los seres humanos. Recordemos que en total son 9 coros o jerarquías angelicales, de los cuales, la novena o la de los ángeles es la que se encuentra más próxima a nosotros, siguiéndole la octava jerarquía, que es la de los Arcángeles o ‘jefes’ de los ángeles.

Los ángeles de la guarda permanecen todo el tiempo con nosotros, creamos en ellos o no. Su misión es ayudarnos. Esa es la tarea que les ha sido asignada. Aunque suene extraño, cuando les permitimos por nuestro libre albedrío participar en nuestra vida, ellos son quienes nos lo agradecen pues de esa forma es como pueden efectivamente cumplir su misión.

Y, ¿cómo podemos hacerlo? Simplemente, pidiéndoles. Pidiendo a Dios y a los ángeles de la guarda que nos ayuden, nos guíen, nos muestren siempre el mejor camino, que nos protejan y, en general, que nos den lo que necesitamos en nuestra vida. Y luego de pedirles, darles las gracias, sabiendo conscientemente que hemos sido escuchados y que a partir de ese instante comenzaremos a ver y/o sentir su presencia constante.

Mucha gente dice: “Yo he invitado a los ángeles a mi vida pero no siento o veo ninguna señal. ¿Qué estoy haciendo mal?”. La respuesta es nada. Esto no se hace bien o mal. Si se hace desde el corazón, siempre estará bien hecho. El punto es que las señales que los ángeles nos envían –especialmente al comienzo de nuestro contacto con ellos- son a veces muy sutiles, así que es fundamental estar más atentos a lo que sucede alrededor nuestro y, sobre todo, a lo que sentimos o pensamos, pues esto puede ser efectivamente mensajes que estamos recibiendo.

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