viernes, 3 de mayo de 2013

Ángeles de la Guarda (segunda parte)




La intuición es una de las maneras más utilizadas por los ángeles de la guarda para enviarnos sus señales. Por ejemplo, si en algún momento vamos manejando y ‘sentimos’ que debemos tomar otra ruta a la usual, hagámoslo. Varias veces he escuchado el testimonio de quienes han seguido el consejo de esa voz interior que les habla y más adelante descubren que había un accidente y el tráfico estaba paralizado.

Todos, sin excepción, tenemos ángeles de la guarda, no importa si creemos en ellos o no. La diferencia aquí radica en que si creemos en ellos les permitiremos a través de nuestro libre albedrío, de forma consciente, ayudarnos. Si no creemos en ellos, obviamente no les daremos la luz verde para que lo hagan y no podrán intervenir en nuestra vida, a excepción de una emergencia, en las cuales los ángeles actúan sin nuestra autorización para salvarnos de una situación de peligro.

¿Cómo nos pueden ayudar?
Los ángeles de la guarda nos pueden ayudar en absolutamente todos los aspectos del diario vivir. Desde lo más superfluo hasta lo más profundo. Ellos están dispuestos a brindarnos su ayuda hasta en aspectos como con qué color conviene vestirse hoy para lucir mejor. Algunas personas piensan que ‘es pecado’ pedir por esas trivialidades. Pero no es así. Los ángeles entienden que cada uno de estos aspectos forma parte de lo que es ‘ser humano’, así que ellos no juzgan si algo es superfluo o no. Su misión, nuevamente, es ayudarnos en todo lo que necesitemos.

De esta forma, no nos cohibamos de pedir a nuestros ángeles de la guarda que nos ayuden todo el tiempo. En realidad, ¡eso es lo que ellos esperan que hagamos! ¿Cómo hacerlo? A continuación te sugerimos una manera de llevar a cabo ese primer contacto:

Un ejercicio que se puede hacer es relajarse, respirar hondo y despacio y pedir la presencia de nuestros ángeles guardianes. Dar las gracias primero a Dios y luego a ellos por permitir ese contacto y pedir por protección en ese momento (podemos visualizar una luz blanca que envuelve el lugar donde nos encontramos). Luego, podemos iniciar con una pregunta sencilla como: ¿Qué mensaje quieren entregarme hoy? o ¿Cuáles son sus nombres?” y esperar a que la respuesta llegue. Aquí es importante recalcar que no es conveniente forzar la respuesta, pues si esto se hace, al final no será un mensaje proveniente de ellos el que llegue sino de nuestra mente que se ha interpuesto en el camino.

Así mismo, en el día a día, pidámosles a nuestros Ángeles que nos ayuden en todo lo que hacemos. Por ejemplo: Ángeles, por favor ayúdenme a encontrar un taxi pronto. Ángeles, háganme sentir si es bueno o no llamar a esa persona, etc. Y confiar en lo que se perciba en el momento. Recuerda, la primera impresión o sensación es la que cuenta. Luego, es la razón la que esta actuando y puede confundirse.
El secreto está en no presionar las respuestas, sino soltarse, dejar que lleguen. Si estos ejercicios se hacen con constancia, es seguro que los mensajes llegarán.

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